A día de hoy, toda la energía que producimos y todas las actividades que realizamos, están diseñadas para reducir las emisiones de CO2 y con ello el llamado efecto invernadero. Resulta que el efecto invernadero fue descrito hace ya más de 100 años, concretamente en 1854, por John Tyndall, y yo me pregunto: ¿si lo sabíamos desde hace tanto, por qué no hicimos nada al respecto? La respuesta a esta pregunta sin duda es obvia pero no la voy a debatir en este post.
Ahora gobiernos, ONGs y organismos internacionales tratan de concienciarnos sobre lo importante que es:
- Reciclar
- Ahorrar energía
- Utilizar el transporte público
- Usar medios de transporte más ecológicos (ej: coches “híbridos”)
De hecho, España ha firmado un acuerdo según el cual para el 2020, el 20% de la producción de energía eléctrica debe provenir de fuentes de energía renovables. La hipocresía no puede ser mayor pero, como dije antes, esa cuestión será debatida en otro momento.
Lo que me lleva a escribir acerca de las energías renovables, aparte de la gran relevancia social que han adquirido, es la visita de Miguel Ángel Revilla, actual presidente de Cantabria y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, al colegio mayor Elías Ahúja. La única palabra que se me ocurre para describir a Revilla es campechano, eso sí, decía las cosas como las pensaba: sin enredarse y sin tapujos. El motivo de su visita era dar una charla-coloquio sobre la crisis económica en España y una de las soluciones que él veía a esta crisis era, ni más ni menos, el desarrollo y la investigación en el campo de las energías renovables. Según Revilla, España es uno de los países pioneros en energía renovable de Europa y que por ello se beneficiaría del desarrollo del sector. Yo, escéptico, no me creía del todo que España fuese pionera en energías renovables así que me dediqué a buscar información acerca de ello.
Encontré datos muy reveladores.